Los niños reciben, y absorben, estereotipos dañinos sobre lo que implica ser un hombre desde pequeños. El 72% de los jóvenes en EE. UU. afirma haber escuchado que un hombre de verdad se comporta de cierta manera: es autosuficiente, firme, estoico, atractivo sin esfuerzo, arriesgado y heterosexual. Si los niños adoptan estas ideas, esto puede tener consecuencias a largo plazo: es menos probable que tengan relaciones cercanas y emocionalmente sólidas, y es más probable que tengan una salud mental más deficiente y recurran a la violencia en el futuro.

Todos tenemos un papel que desempeñar en la creación de un futuro sin violencia y con igualdad de género. Necesitamos que todos los adultos, incluyendo a los padres —y en particular al padre—, sean un ejemplo de vulnerabilidad, conexión y relaciones respetuosas.